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domingo, 15 de junio de 2014

Funciones Ejecutivas y Trastornos del neurodesarrollo. Valoración en edad infantil y adulta.

Las funciones ejecutivas (FE) están presentes en cada acción, pensamiento, movimiento o reflexión realizada en todos y cada uno de los procesos de aprendizaje y conducta, son la base de la creatividad, del control de los sentimientos y de la motivación entre otras muchas habilidades.
Las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas propias de la corteza prefrontal (CPF), localizada entre la frente y las orejas, que permiten: establecer metas, diseñar planes, seguir secuencias, seleccionar las conductas apropiadas e iniciar las actividades, así como también autorregular el comportamiento, monitorizar-controlar las tareas, seleccionar los comportamientos, y tener flexibilidad en el trabajo cognoscitivo y la organización de la tarea propuesta en el tiempo y en el espacio.
Si bien las funciones ejecutivas tienen su máximo desarrollo entre los 12 y 18 años de edad, donde su funcionamiento se equipara al de un adulto, durante los primeros 5 años de vida éstas y, por ende, la CPF son funcionalmente indispensables. Diversos estudios han demostrado que los bebés, a partir de los 6 meses de vida, ya pueden recordar (aunque de forma frágil), representaciones simples. A los 8 meses de edad son capaces de mantener información on-line que no se encuentre a la vista, al año de vida los niños pueden ‘suprimir respuestas dominantes’. Aunque de forma un tanto frágil, uno de los tres mecanismos de control inhibitorio, el control de impulsos inicia su desarrollo en pleno, alrededor de los 4 años de edad.
Por otro lado, la principal capacidad de las funciones ejecutivas es la habilidad temporal de organizar el comportamiento, el lenguaje y el razonamiento. Estas habilidades, permiten resolver problemas tanto internos como externos.
Los internos se relacionan con lo afectivo, cognitivo y emotivo y desempeñan un papel fundamental. Los externos son el resultado de la interacción del individuo (niño o adulto) con su ambiente, donde lo social, lo cultural, etc, son elementos clave a tener en cuenta para llegar a desarrollar una adecuada y sistemática capacidad y así dar solución a los problemas que encontramos.
Ya sea para la resolución de problemas internos o externos,  las funciones ejecutivas inhiben información irrelevante y ponen en funcionamiento tanto el sistema de atención sostenida, selectiva, como también la memoria de trabajo verbal y no verbal; antes, durante y después de la toma de una decisión.
La importancia de los sistemas mnésicos (la memoria) radica en evocar y poner al servicio de la conducta la información de las consecuencias pasadas ante problemas similares, o sea, relacionar lo que esté ocurriendo en ese momento con situaciones similares ya pasadas que nos sirvan de referencia.
Hablemos ahora, de los trastornos con afectación de las funciones ejecutivas, tanto en el neurodesarrollo infantil como en adultos.
La literatura científica actual coincide en destacar que son numerosos los trastornos en los que se han descrito alteraciones en las funciones ejecutivas. Esta es una clasificación de los trastornos en los que se ha estudiado la afectación de dichas funciones ejecutivas.
Trastornos del neurodesarrollo infantil donde se ven afectadas las funciones ejecutivas son:
  • Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH),
  • Trastornos del aprendizaje,
  • Síndrome de déficit de atención, del control motor y de la percepción,
  • Síndrome de Gilles de la Tourette,
  • Síndrome de Asperger,
  • Trastorno autista (TEA),
  • Síndrome desintegrativo infantil,
  • Depresión infantil,
  • Trastorno obsesivo compulsivo infantil,
  • Trastornos de la conducta y
  • Trastorno explosivo intermitente.
Trastornos en el adulto donde se ven afectadas las funciones ejecutivas son:
  • Abuso de sustancias y fármaco dependencia
  • Psicopatía y trastorno violento de la conducta
  • Esquizofrenia
  • Depresión mayor
  • Trastorno obsesivo compulsivo
  • Daño cerebral focal por traumatismo craneal
  • Enfermedad de Parkinson
  • Enfermedad vascular lacunar
  • Virus de la inmunodeficiencia humana.
Llegados a este punto y conociendo ya la trascendencia de las funciones ejecutivas y los trastornos del neurodesarrollo dónde se ven afectadas. La pregunta más pertinente que podemos hacernos es:
¿Cómo lograr una correcta evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas?
La evaluación efectiva, eficaz y pertinente de las funciones ejecutivas es, en la actualidad, un reto para la neuropsicología, debido a su carácter multidimensional.
Cada día, se reconoce la importancia de realizar una evaluación precisa de las funciones ejecutivas afectadas en cada paciente. Es de crucial importancia establecer un modelo claro de evaluación que identifique las funciones neuropsicológicas que en realidad se encuentran afectadas, debido a que esto dará la posibilidad de emplear herramientas y programas de intervención mucho mas eficaces y efectivos a la realidad del paciente.
En la actualidad se cuenta no sólo con el apoyo de las pruebas neuropsicológicas de papel y lápiz, sino también con pruebas computarizadas, las cuales permiten tener información acerca de las latencias, variable esta, de vital importancia dentro de la evaluación neuropsicológica, ya que es la que permite diferenciar entre lo normal y lo patológico.
Así, la evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas resulta ser un proceso inevitable para la clasificación de los perfiles neurocognitivos, los tipos de déficit y los síndromes prefrontales implicados en cada trastorno.

Fuente: Red Cenit.